La situación actual es digna ya no del tercer mundo, sino del cuarto. Ese en el que deberíamos meter a los países con la suerte de tener recursos pero que se esfuerzan en desaprovecharlos.
El ansia de poder lo corrompe todo. Pero no es un problema solo de ellos, los políticos, quizá sean la punta del iceberg. Me atrevería a decir que es un problema básico de incultura y falta de valores alimentados por la manera de ver el mundo actual a nivel global.
No puedo estar más de acuerdo, Carlos. El caldo de cultivo perfecto para que todo esto prolifere, son la incultura y la falta de valores. Un abrazo y gracias por tu aporte :)
Debe ser algo más. Es como si hubiesen dormido la capacidad de análisis de la ciudadanía. En una mezcla distópica entre Orwell y Huxley, el Gran Hermano nos ha inyectado Soma a nivel colectivo.
Eso es. Creo que el problema de fondo, de fondo-fondo, es una falta de valores a escala global que atraviesa a todas las generaciones y casi todos los países del mundo.
Hola Edu. Leo tu post y entiendo tu enfado. Y lo comparto. Yo también siento esa desazón. Mucho que comentar en tu post, aunque me quedaré con dos cosas.
En primer lugar, entiendo el apelativo de psicópata, aunque creo que el problema va más allá. A mi modo de ver, existen incentivos perversos que fomentan que los peores lleguen arriba. Creo que los políticos que llegan a lo más alto se tienen que enfrentar en ocasiones a una disyuntiva entre ética y éxito, entre la moral y el poder. Observamos políticos que controlan perfectamente el funcionamiento del aparato; que saben posicionarse ante determinados temas de opinión pública para no quemarse; que dominan los tiempos; que manejan con enorme soltura los resultados de las encuestas internas; que saben buscar protector en el partido cuando les abandona el actual; que aplican los resortes adecuados para manipular las redes sociales… Se premian ciertas actitudes que no son deseables socialmente, pero que son premiadas en el ámbito político. Y solo los que mejor las manejen serán quienes escalen más. El Principe de Maquiavelo como guía.
Y aquí hilo con la segunda reflexión que haces. Efectivamente la culpa es nuestra. Somos nosotros como votantes los que debemos poner límites. Los que, si vemos atisbos de falta de ética y corrupción, les exijamos responsabilidades políticas como mínimo. Somos nosotros los que no deberíamos dejar pasar por alto cada escándalo y permitir que sea olvidado en esa hemeroteca cada vez más gorda. Pero por desgracia no lo hacemos. Sea ya por la falta de interés, por el escaso valor de nuestro voto, por ignorancia o por negligencia, solo buscamos la paja en el ojo ajeno. Por lo tanto creo que aunque nos enfade, lo que sucede es nuestra culpa y seguirá sucediendo mientras nosotros y el sistema político lo permitan.
Obviamente todo esto requiere matices, pero espero que se entienda mi reflexión. Dicho eso, aunque sin gustarte, ojalá hables más de esto. Gracias por el texto.
Aprovecho para comentar tu comentario y espero que sirva, también, como breve reflexión sobre el propio artículo.
Comprendo la desazón de Edu, muy generalizada, pero creo que el meollo de la cuestión es la que tú apuntas (y Edu, en menor medida, también). Hablamos de la escasa moral de los políticos, de la falta de preparación y de la poca altura de miras, pero si nos detenemos en cada uno de esos «pecados» solo hace falta mirar en derredor para darse cuenta de que los imperativos morales tan caros a Kant han desaparecido casi por completo. Incluso si tomamos como ejemplo el desastre de la dana que utiliza Edu, veremos que también ahí se han observado conductas muy poco éticas por parte de «ciudadanos de a pie», sin cargo alguno.
Como tú apuntas, ser ciudadanos nos exige unas responsabilidades que no asumimos, algo de lo que no podemos hacer responsables a los políticos. Es evidente que el problema es complejo, con causas dispares y abundantes, pero pienso que la raíz de unos representantes de baja estofa es, en buena medida, una sociedad que no se preocupa de su propia responsabilidad política, entendida como la relación del ciudadano con su polis, a la manera griega.
Al hacer dejación de responsabilidad por nuestra parte, es aún más probable que gentes sin escrúpulos, sin moral y sin preparación se conviertan en representantes públicos, lo cual solo degrada la rueda del sistema y nos provoca a los demás —los de «abajo»— un mayor hartazgo, en una suerte de Uroboros que solo genera más y más desprecio. Es normal que exista una desafección máxima, pero habría que empezar por reconocer qué parte jugamos en todo ello los ciudadanos cuando no nos involucramos de forma activa en la manera de conducir la sociedad.
Un comentario impecable, Emi. Agradecido por que hayas invertido tu tiempo en comentar por aquí. Este tipo de aportes suman mucho valor al post. Un abrazo.
Muy agradecido por tu comentario, Ménez, de verdad. Me quedo con tu referencia literaria. Desgraciadamente, es verdad que parece que Maquiavelo guía a más de un pez gordo. Y a más de dos. Un abrazo.
No le quito ni una coma Edu. Un justo sentimiento.
Esa transformación que comentas, al comparar lo que escribiste hace unos meses con el día de hoy, es una que viví en carne propia. Cuando llegué a España, hace ya casi 6 años, llegué con la imagen de un país desarrollado, con sus faltas y sus problemas como todos, pero donde las cosas funcionaban más o menos bien.
Fue cuestión de unos meses, pandemia añadida, e informarme un poquito más, para ver el esperpéntico espectáculo que tiene lugar en la política española. Ninguno se salva. Una manga de corruptos y mentirosos que abusan de un aparato estatal (desmedidamente grande a mi parecer, pero esa es otra cuestión totalmente diferente) para su propio beneficio, y nada más.
Me parto de risa cuando se habla de que el estado es el pueblo, y que debemos agradecer su función. Un mensaje mucho más aproximado al fascismo de Mussolini o al Peronismo argentino de lo que se atreven a reconocer. Y una oposición patética, que debería avergonzarse de llamarse como tal. Oponer, se oponen al relato, y nada más.
En fin, gracias por poner en palabras lo que seguro muchos ciudadanos llevamos tiempo pensando. (Iba a escribir una simple frase, pero es que me hierve la sangre cuando se habla de esto).
Un abrazo amigo.
PD: Hace tiempo tengo un borrador que llamé "Los políticos que nos merecemos", donde comencé a ahondar un poco en la idea de nuestra responsabilidad política, como votantes. Lo tengo agarrando polvo pero tal vez lo resucite en el futuro. La verdad es que me genera tanto asco pensar en eso que ni siquiera sé si quiera hacerlo. Felicitaciones por tu gran artículo.
Gracias, Lucas. Me interesa mucho tu punto de vista, de alguien que viene de fuera y tiene con qué comparar todo esto. Si escribes ese post, estaré deseando leerlo. Un abrazo :)
Somos muchos los que opinamos igual. El desencanto está en las mentes y corazones de muchísimos ciudadanos de un mundo en declive, con sus sistemas político, social y económico corruptos y decadentes. Gracias por una reflexión tan precisa, tan clara, tan sabia, tan importante y real. El esplendor tiene que surgir de las cenizas del ocaso. Gracias por Ser y Estar.
Bravo Edu. Estoy de acuerdo contigo, esto ya no se trata de ideología, hay un hartazgo generalizado. Ojo, soy de izquierdas pero comparto tu opinión porque me parece acertadísima. No viví la época de la guerra civil ni la segunda guerra mundial, pero cada vez más tengo una sensación de deja vu incomprensible que mas que cansancio inspira miedo. Esto se acabaría si los políticos cobraran como cualquier otro funcionario público sin importar el cargo, entonces la vocación mataríala la avaricia. Gracias por tu texto. Un abrazo☺
Estoy muy de acuerdo con que una de las mejores medidas que se podrían adoptar para atajar el problema es cortar de raíz que la política per se constituya una carrera exageradamente prometedora. Que fuera una opción más, ni mejor ni peor que cualquier otra. Un abrazo :)
¡Eso es! No se me había ocurrido, pero lo del sueldo equiparado al de cualquier otro funcionario público sería una buena solución. El tema sería cómo implementar ese cambio. Y a escala global, a poder ser.
Gracias por escribir esto. Suscribo cada palabra. Yo escribía desde la rabia la semana pasada porque aunque la política te la traiga al pairo, no podemos ni debemos ser inmunes a la injusticia.
A mí la gran pregunta que me genera todo esto es por qué no somos capaces de movilizarnos para cambiar las cosas. ¿Qué más tiene que pasar? Es que no lo entiendo. Porque aquí esto va más allá de política e ideologías, va de un sistema obsoleto y decadente. Y de una maquinaria de fabricar mierda e inmundicia que deberiamos frenar. Pero, ¿cómo?
Cuánta razón Edu opino exactamente lo mismo, sólo hacen que dividirnos y usarnos para ganar votos, si de verdad quisieran cambiar las cosas no participarían en este tablero de juego sin división de poderes…
Siento un agradecimiento profundo al leerte, porque pones en palabras y más claro imposible, lo que muchos sentimos y no nos atrevemos a expresar, bien por “temor” o bien porque nos cuesta ponerlo en palabras de una forma tan clara.
A veces siento que estoy viviendo un dejavú (mi origen es venezolano) pero en cámara rápida. Me asusta ver como todo lo hacen con descaro, a ojos de todo el mundo y NO PASA NADA, en Valencia siguen sufriendo y siguen muertos sin ser rescatados y entregados a sus familiares, siguen calles sin limpiar y familias sin atender…. A pesar de los millones donados que no se sabe bien a dónde van; porque estos políticos inundan y atrapan todo lo que se les pone por delante y llena sus bolsillos y su sed de poder; como él mismo Dana.
Las ideologías que ellos mismos han creado, esos bandos, es justo lo que separa al pueblo y hace que lo tengan tan fácil; lo dice alguien que no comulga con ninguna, no voto, nunca!!! Porque todo es la misma mierda; con perdón de la palabra, grosera, pero real y se queda corta.
De toda este circo no nos libra nadie. Y cuanta razón en lo que decís y agregan otros en comentarios. Solo te comparto que, ante tanta frustración y para sentir un poco más de fe en la humanidad, a mi me ayudó Bitcoin.
Gracias! Me alegra que no se trate la política en tu espacio. Yo también estoy al borde! Aunque si me permites, creo que lo que desgasta es hablar de la actualidad política. Los grandes debates sobre política creo que son y seguirán siendo necesarios para avanzar como civilización (estamos avanzando?). Abre cualquier libro de ficción. Lo verás aunque no sea el tema central. Igual no tienen que formar parte de Sapientia. Un saludo, amigo.
Es aberrante como seguimos acusándonos entre nosotros de ser de tal o cual partido, alentados por estos impresentables de todos los "bandos" que se dan la gran vida a nuestra costa con el único "oficio" de lanzarnos unos contra otros y el embuste.
El ansia de poder lo corrompe todo. Pero no es un problema solo de ellos, los políticos, quizá sean la punta del iceberg. Me atrevería a decir que es un problema básico de incultura y falta de valores alimentados por la manera de ver el mundo actual a nivel global.
No puedo estar más de acuerdo, Carlos. El caldo de cultivo perfecto para que todo esto prolifere, son la incultura y la falta de valores. Un abrazo y gracias por tu aporte :)
Debe ser algo más. Es como si hubiesen dormido la capacidad de análisis de la ciudadanía. En una mezcla distópica entre Orwell y Huxley, el Gran Hermano nos ha inyectado Soma a nivel colectivo.
Eso es. Creo que el problema de fondo, de fondo-fondo, es una falta de valores a escala global que atraviesa a todas las generaciones y casi todos los países del mundo.
Hola Edu. Leo tu post y entiendo tu enfado. Y lo comparto. Yo también siento esa desazón. Mucho que comentar en tu post, aunque me quedaré con dos cosas.
En primer lugar, entiendo el apelativo de psicópata, aunque creo que el problema va más allá. A mi modo de ver, existen incentivos perversos que fomentan que los peores lleguen arriba. Creo que los políticos que llegan a lo más alto se tienen que enfrentar en ocasiones a una disyuntiva entre ética y éxito, entre la moral y el poder. Observamos políticos que controlan perfectamente el funcionamiento del aparato; que saben posicionarse ante determinados temas de opinión pública para no quemarse; que dominan los tiempos; que manejan con enorme soltura los resultados de las encuestas internas; que saben buscar protector en el partido cuando les abandona el actual; que aplican los resortes adecuados para manipular las redes sociales… Se premian ciertas actitudes que no son deseables socialmente, pero que son premiadas en el ámbito político. Y solo los que mejor las manejen serán quienes escalen más. El Principe de Maquiavelo como guía.
Y aquí hilo con la segunda reflexión que haces. Efectivamente la culpa es nuestra. Somos nosotros como votantes los que debemos poner límites. Los que, si vemos atisbos de falta de ética y corrupción, les exijamos responsabilidades políticas como mínimo. Somos nosotros los que no deberíamos dejar pasar por alto cada escándalo y permitir que sea olvidado en esa hemeroteca cada vez más gorda. Pero por desgracia no lo hacemos. Sea ya por la falta de interés, por el escaso valor de nuestro voto, por ignorancia o por negligencia, solo buscamos la paja en el ojo ajeno. Por lo tanto creo que aunque nos enfade, lo que sucede es nuestra culpa y seguirá sucediendo mientras nosotros y el sistema político lo permitan.
Obviamente todo esto requiere matices, pero espero que se entienda mi reflexión. Dicho eso, aunque sin gustarte, ojalá hables más de esto. Gracias por el texto.
Aprovecho para comentar tu comentario y espero que sirva, también, como breve reflexión sobre el propio artículo.
Comprendo la desazón de Edu, muy generalizada, pero creo que el meollo de la cuestión es la que tú apuntas (y Edu, en menor medida, también). Hablamos de la escasa moral de los políticos, de la falta de preparación y de la poca altura de miras, pero si nos detenemos en cada uno de esos «pecados» solo hace falta mirar en derredor para darse cuenta de que los imperativos morales tan caros a Kant han desaparecido casi por completo. Incluso si tomamos como ejemplo el desastre de la dana que utiliza Edu, veremos que también ahí se han observado conductas muy poco éticas por parte de «ciudadanos de a pie», sin cargo alguno.
Como tú apuntas, ser ciudadanos nos exige unas responsabilidades que no asumimos, algo de lo que no podemos hacer responsables a los políticos. Es evidente que el problema es complejo, con causas dispares y abundantes, pero pienso que la raíz de unos representantes de baja estofa es, en buena medida, una sociedad que no se preocupa de su propia responsabilidad política, entendida como la relación del ciudadano con su polis, a la manera griega.
Al hacer dejación de responsabilidad por nuestra parte, es aún más probable que gentes sin escrúpulos, sin moral y sin preparación se conviertan en representantes públicos, lo cual solo degrada la rueda del sistema y nos provoca a los demás —los de «abajo»— un mayor hartazgo, en una suerte de Uroboros que solo genera más y más desprecio. Es normal que exista una desafección máxima, pero habría que empezar por reconocer qué parte jugamos en todo ello los ciudadanos cuando no nos involucramos de forma activa en la manera de conducir la sociedad.
Un comentario impecable, Emi. Agradecido por que hayas invertido tu tiempo en comentar por aquí. Este tipo de aportes suman mucho valor al post. Un abrazo.
Muy agradecido por tu comentario, Ménez, de verdad. Me quedo con tu referencia literaria. Desgraciadamente, es verdad que parece que Maquiavelo guía a más de un pez gordo. Y a más de dos. Un abrazo.
No le quito ni una coma Edu. Un justo sentimiento.
Esa transformación que comentas, al comparar lo que escribiste hace unos meses con el día de hoy, es una que viví en carne propia. Cuando llegué a España, hace ya casi 6 años, llegué con la imagen de un país desarrollado, con sus faltas y sus problemas como todos, pero donde las cosas funcionaban más o menos bien.
Fue cuestión de unos meses, pandemia añadida, e informarme un poquito más, para ver el esperpéntico espectáculo que tiene lugar en la política española. Ninguno se salva. Una manga de corruptos y mentirosos que abusan de un aparato estatal (desmedidamente grande a mi parecer, pero esa es otra cuestión totalmente diferente) para su propio beneficio, y nada más.
Me parto de risa cuando se habla de que el estado es el pueblo, y que debemos agradecer su función. Un mensaje mucho más aproximado al fascismo de Mussolini o al Peronismo argentino de lo que se atreven a reconocer. Y una oposición patética, que debería avergonzarse de llamarse como tal. Oponer, se oponen al relato, y nada más.
En fin, gracias por poner en palabras lo que seguro muchos ciudadanos llevamos tiempo pensando. (Iba a escribir una simple frase, pero es que me hierve la sangre cuando se habla de esto).
Un abrazo amigo.
PD: Hace tiempo tengo un borrador que llamé "Los políticos que nos merecemos", donde comencé a ahondar un poco en la idea de nuestra responsabilidad política, como votantes. Lo tengo agarrando polvo pero tal vez lo resucite en el futuro. La verdad es que me genera tanto asco pensar en eso que ni siquiera sé si quiera hacerlo. Felicitaciones por tu gran artículo.
Gracias, Lucas. Me interesa mucho tu punto de vista, de alguien que viene de fuera y tiene con qué comparar todo esto. Si escribes ese post, estaré deseando leerlo. Un abrazo :)
Trabajé en el Parlamento. La realidad es aún peor.
Somos muchos los que opinamos igual. El desencanto está en las mentes y corazones de muchísimos ciudadanos de un mundo en declive, con sus sistemas político, social y económico corruptos y decadentes. Gracias por una reflexión tan precisa, tan clara, tan sabia, tan importante y real. El esplendor tiene que surgir de las cenizas del ocaso. Gracias por Ser y Estar.
A ti por comentar, Ana.
Bravo Edu. Estoy de acuerdo contigo, esto ya no se trata de ideología, hay un hartazgo generalizado. Ojo, soy de izquierdas pero comparto tu opinión porque me parece acertadísima. No viví la época de la guerra civil ni la segunda guerra mundial, pero cada vez más tengo una sensación de deja vu incomprensible que mas que cansancio inspira miedo. Esto se acabaría si los políticos cobraran como cualquier otro funcionario público sin importar el cargo, entonces la vocación mataríala la avaricia. Gracias por tu texto. Un abrazo☺
Estoy muy de acuerdo con que una de las mejores medidas que se podrían adoptar para atajar el problema es cortar de raíz que la política per se constituya una carrera exageradamente prometedora. Que fuera una opción más, ni mejor ni peor que cualquier otra. Un abrazo :)
¡Eso es! No se me había ocurrido, pero lo del sueldo equiparado al de cualquier otro funcionario público sería una buena solución. El tema sería cómo implementar ese cambio. Y a escala global, a poder ser.
Gracias por escribir esto. Suscribo cada palabra. Yo escribía desde la rabia la semana pasada porque aunque la política te la traiga al pairo, no podemos ni debemos ser inmunes a la injusticia.
A mí la gran pregunta que me genera todo esto es por qué no somos capaces de movilizarnos para cambiar las cosas. ¿Qué más tiene que pasar? Es que no lo entiendo. Porque aquí esto va más allá de política e ideologías, va de un sistema obsoleto y decadente. Y de una maquinaria de fabricar mierda e inmundicia que deberiamos frenar. Pero, ¿cómo?
Me hago esas mismas preguntas, Laura. Vivimos en un constante "¿hasta dónde?", que se supera a sí mismo a diario.
Cada día somos más los que hacemos tuyas tus palabras… yo intento cambiarlo escribiendo sin rencor, y me ayuda.
Simplemente, bravo.
¡Si señor!
Cuánta razón Edu opino exactamente lo mismo, sólo hacen que dividirnos y usarnos para ganar votos, si de verdad quisieran cambiar las cosas no participarían en este tablero de juego sin división de poderes…
Siento un agradecimiento profundo al leerte, porque pones en palabras y más claro imposible, lo que muchos sentimos y no nos atrevemos a expresar, bien por “temor” o bien porque nos cuesta ponerlo en palabras de una forma tan clara.
A veces siento que estoy viviendo un dejavú (mi origen es venezolano) pero en cámara rápida. Me asusta ver como todo lo hacen con descaro, a ojos de todo el mundo y NO PASA NADA, en Valencia siguen sufriendo y siguen muertos sin ser rescatados y entregados a sus familiares, siguen calles sin limpiar y familias sin atender…. A pesar de los millones donados que no se sabe bien a dónde van; porque estos políticos inundan y atrapan todo lo que se les pone por delante y llena sus bolsillos y su sed de poder; como él mismo Dana.
Las ideologías que ellos mismos han creado, esos bandos, es justo lo que separa al pueblo y hace que lo tengan tan fácil; lo dice alguien que no comulga con ninguna, no voto, nunca!!! Porque todo es la misma mierda; con perdón de la palabra, grosera, pero real y se queda corta.
Muchas gracias por tu comentario, Roinmar. Un abrazo :)
De toda este circo no nos libra nadie. Y cuanta razón en lo que decís y agregan otros en comentarios. Solo te comparto que, ante tanta frustración y para sentir un poco más de fe en la humanidad, a mi me ayudó Bitcoin.
Gracias! Me alegra que no se trate la política en tu espacio. Yo también estoy al borde! Aunque si me permites, creo que lo que desgasta es hablar de la actualidad política. Los grandes debates sobre política creo que son y seguirán siendo necesarios para avanzar como civilización (estamos avanzando?). Abre cualquier libro de ficción. Lo verás aunque no sea el tema central. Igual no tienen que formar parte de Sapientia. Un saludo, amigo.
Totalmente de acuerdo.
Es aberrante como seguimos acusándonos entre nosotros de ser de tal o cual partido, alentados por estos impresentables de todos los "bandos" que se dan la gran vida a nuestra costa con el único "oficio" de lanzarnos unos contra otros y el embuste.
Gracias por tu publicación.