19 Comentarios
ago 21·editado ago 21Gustado por Edu PE

Me ha encantado tu carta, Edu.

Aquí tienes a un propietario de video-club, allá por el 2002. Por tanto he vivido de lleno todas las cosas que comentas, desde el punto de vista del usuario, como de el de empresario. Evidentemente al final se cerró el video-club, no sin antes haberlo vendido a otro propietario que no creyó mis motivos de querer venderlo. Yo le dije, «en pocos años se dejarán de alquilar películas». Él creyó que todavía faltaba tiempo para ello, pero lo cierto es que fue todo vertiginoso. Yo vendí el videoclub en 2007 y él lo cerró en 2010.

El problema de todas estas cosas que comentas es que nunca somos conscientes del momento histórico que estamos viviendo. Ahora reconocemos el valor de lo que supuso tener Internet en casa a principios de los 90. También recordamos con nostalgia la llegada de los primeros móviles (yo escribí una carta sobre ello) y en mi familia también hay un bonito recuerdo del día en que yo me compré mi primer ordenador personal. Son cosas que en el momento en que lo vivíamos no parecían tan importantes, era la novedad, pero se convierten en hitos importantes con el paso del tiempo.

Reflexionando sobre ello, es curioso como cuando hablamos de tecnología hablamos siempre de presente, de lo último y no tenemos en cuenta el pasado. Nos empeñamos en olvidar el pasado de nuestra Historia. En cambio, para otros ámbitos de la vida no hacemos más que recurrir a él o al futuro, y olvidamos el presente.

Tú recuerda lo que estás viviendo ahora, porque dentro de 20 años te darás cuenta de que no dabas importancia al momento que vives ahora ni su impacto en el futuro. Pongamos, por ejemplo, con el tema de las famosas gafas de Apple, por centrarnos en algo. Yo viví el momento del iPhone. Cuando Jobs presentó el iPhone corría el año 2007, muchos creímos que era el futuro, un antes y un después. Pero el 90% de mi entorno no le dio la menor importancia... Y mira dónde estamos.

Cuando hablo de estas cosas, siempre me vienen a la mente personajes como Arthur C. Clarke, Isaac Asimov o Robert Heinlein, ellos hicieron predicciones de muchas de las cosas que ahora tenemos y disfrutamos, pero en su día eran muchos los que se reían de ellos. El propio Clarke, en su relato «El Centinela» afirmaba que si por algún motivo algún profeta pudiera describir el futuro exactamente como iba a ocurrir, sus predicciones sonarían tan absurdas y tan descabelladas que todo el mundo se reiría de él hasta el desprecio. Y mira tú; él mismo predijo las autopistas, los ordenadores personales, turismo espacial, etc.. Y más de lo mismo con Asimov.

Por tanto, y para terminar, no sé de tus lectores quién recordará o no lo que teníamos antes, pero conviene no olvidarlo, ya que ese pasado es lo que somos, y nuestro presente, lo que vivimos en estos días, es lo que seremos en unos 20 años.

Gracias, Edu, por tan fabulosa carta. ❤️

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Jaime, tus comentarios son de lo mejor de esta red. Te lo digo de corazón. Me alegra sobremanera ver que has comentado, porque siempre aportas. Un abrazo fuerte.

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Que coincidencia Edu!

Hace unos días que venía trabajando escribir sobre lo analógico, aunque mi enfoque iba más por el lado de la fotografía. Aún así, algunas de las conclusiones que sacas se me pasaron brevemente por la cabeza. Siento que las articulaste mejor de lo que yo he hecho hasta ahora, pero de seguro que tu post me servirá de inspiración.

Me gustó especialmente lo que mencionas con respecto a los parques. Yo lo noté con mis primitos de 8 años. A pesar de formar parte totalmente de la generación de nativos digitales o como me gusta llamarlos “los iPad Kids”, siguen saliendo todos los días que hace buen tiempo a jugar con sus amigos en la calle. Muy pocas veces se llevan algún aparato tecnológico. Les basta con una pelota de fútbol, sus camisetas para hacer de los postes del arco, y un espacio abierto. Y si no, juegan al escondite.

Entiendo mucho la “preocupación”, que a veces comparto, de que las nuevas generaciones parecieran no tener una vida fuera de las pantallas (aunque los adultos tampoco nos salvamos), pero a pesar de todo ello, siguen existiendo pequeños santuarios analógicos. Espacios de diversión e imaginación, que nos permiten reconectar con la realidad.

Como mencionas al final, la tecnología puede ser maravillosa, pero tenemos que encontrar el lugar adecuado para usarla. O al menos eso creo yo.

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Hola, Lucas! Leí este artículo el día que lo publicaste, pero preferí dejar mi contestación para cuando estuviera delante del pc. Tengo que ponerme al día con todo lo que me he perdido, de modo que espero que ese post tuyo sobre lo analógico ya esté disponible, o que lo esté en breve. Me gusta siempre saber otros puntos de vista, y el tuyo concretamente me interesa. Abrazo!

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Hace poco me topé con un cartel que decía VIDEOCLUB. Me trajo tanta nostalgia! Era todo un ritual ir a elegir una peli. Ni qué hablar de sacar fotos e ir a buscarlas nerviosa a ver cómo habían salido. Qué lindos momentos ✨

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Ya ves, los videoclubs desaparecieron tan repentinamente, que hoy los percibo como perlas de otra época. En mi zona ya no quedan.

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Acá tampoco hay!! Ese cartel.es una reliquia jaja

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El año 2000 me pilló con 18 años, y la perspectiva que tengo es que sí que hubo mucha gente que lo vio venir. Justo aquel año fue cuando me conecté a una de las primeras redes P2P de las que tuve conocimiento (Napster) y ahí comenzó la transformación para mí. Seguí comprando discos durante bastantes años, pero por fin podía tener acceso a toda esa música que no estaba publicada en España (muchos bootlegs por aquel entonces!). Después llegaron las series y las películas, mientras que cada vez conseguía encontrar más contenido de interés en Internet (e incluso me aventuraba a publicar mis primeras cosas).

Para el año 2005, yo creo que ya éramos muchos los que estábamos convencidos de que el modelo analógico tenía ya poco recorrido. Desde luego que no predije el iPhone, Youtube o las Redes Sociales, pero estaba claro que Internet sería la ventana de acceso al entretenimiento y al conocimiento. Quienes "no lo vieron venir" fueron muchas de las empresas que tenían un fabuloso modelo de negocio que voló por los aires. Quizá si no hubieran luchado en contra y hubieran intentado moldearse a los nuevos tiempo la historia habría sido distinta.

Lo interesante es que hay bastiones analógicos que han resistido el envite y, seguramente, se queden entre nosotros. Ahí están los libros físicos, que aún se venden junto a los digitales, o el revival de los vinilos, para los que disfrutan de la música de una forma más sosegada. El cine sigue siendo un punto de encuentro para algunas personas, y en ellos se puede disfrutar de una variedad mucho mayor de películas que antaño. El equilibrio aún no se ha establecido por completo, y sospecho que aún tenemos por delante algunas décadas en las que nos enfrentaremos al rechazo a ciertas tecnologías y "la vuelta atrás", mientras que otras novedades tecnológicas siguen entrando en nuestra vida.

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Hola, Miguel! Qué pedazo de comentario. Veo que tienes la edad justa para haber vivido todo esto con los ojos más maduros que yo, que no era más que un niño. Me ha encantado el último párrafo. Y en lo personal, me quedo con los libros analógicos, que creo que siguen siendo la pieza de tecnología definitiva.

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ago 21Gustado por Edu PE

Sin lo digital ahora no estaría leyendo esto pero reconozco que cada día me veo más cerca de lo analógico. Estoy en un momento en que el scroll infinito y lo immediato ya no me llena ni me complementa. Gracias por tu post!

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A ti por el comentario, Mariona. Tengo que ponerme al día con todo lo que me he perdido este verano. En breve leeré tus posts. Saludos!

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No puedo evitar quedarme con esta frase de tu artículo "siendo Tiktok y su scroll infinito el súmmum de la estupidez en la que no estamos viendo inmersos. La pérdida de tiempo más brutal e inservible que existe."

Pero me pregunto, ahora que es innegable que somos conscientes del derroche energético que esto nos produce, ¿seremos capaces de regular su consumo en nuestras vidas?

Un abrazo y un placer leerte!!

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Hola, Alba! Pues ojalá, la verdad. Si nuestro derroche de tiempo y energía sigue siendo proporcional a la velocidad de evolución de la tecnología, en un par de años qué seremos?

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The Buggles ya vaticinaron una cosa parecida con el temazo "Video Killed the Radio Star" a finales de los setenta.

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Totalmente de acuerdo. Aunque “The radio Star” parece que está volviendo a tener una época brillante por delante. Bendita radio!

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¡Se puede decir que ha resucitado! Pero en realidad no llegó a morir del todo.

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Me hizo reflexionar sobre cómo la tecnología ha cambiado nuestras vidas y cómo los parques siguen siendo un refugio analógico.

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Maravillosa carta. Fui uno de esos jovenes rebeldes que me rehusaba a calentar las cosas en el microondas y no tuve un smartphone hasta que ya no quedaba más alternativa, sabía que en cuanto esa cosa llegara a mis manos ya iba a ser difícil despegarla, y lamentablemente así has sido. Aunque crear la consciencia de que si no volvemos a ejercer control sobre los dispositivos estos lo tomaran de nosotros es sumamente importante. Un amigo, en esta consciencia, celebró su boda en un lugar sin internet, fue maravilloso poder convivir sin que nadie tuviera la pantalla en la mano. Muchas gracias por este magnifico escrito.

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Yo también fui de las últimas del grupo de amigas en tener smartphone. Me odiaban por no tener WhatsApp jaja. A mí me pasó que en mis últimas vacaciones de verano me olvidé el celular. Quince días sin conectarme. Fue maravilloso, me despejó la cabeza a full.

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