Yo creo que depende qué clase de oficina presencial tienes y qué clase de ambiente hay en el trabajo, así como la distancia que tienes al trabajo. Y depende de cómo hagas el teletrabajo, como has dicho. En mi caso, ha sido buenísimo: no me he tenido que tragar ningún otro atasco, no tengo que aguantar chismorreos de oficina y tengo más tiempo libre que puedo dedicar a otras cosas que me interesan mucho y que no podía hacer porque no tenía tiempo...
Por supuesto! Mi post se centra en mi situación concreta, que sé que es privilegiada a la hora de no necesitar teletrabajar. De todas formas, si ello supusiera para mi un ahorro de tiempo o una mejora en la calidad de mi trabajo, no se me ocurre mejor cosa que el teletrabajo.
¿Ves? En mi caso, yo me siento privilegiada por poder hacerlo. Yo lo que digo es que no necesito ir a la oficina a hacer el trabajo presencial. De hecho, en mi oficina se han hecho muchísimo los remolones hasta que al fin nos lo han reconocido. Por tanto, para mí el privilegio es primero poder elegir y segundo poder elegir libremente el teletrabajo. 😂
Estoy muy de acuerdo; la clave está en la imposición o la libertad de elegir. Lo primero es (al menos para mí) insoportable, pero hacerlo libremente es una delicia. :)
Qué bueno! Creo que lo del teletrabajo sirvió para abrirnos horizontes de otras posibilidades y desde la experiencia ir encontrando las formas elegidas propias :) gracias a vos!
100% de acuerdo con tu pareja. En mi experiencia no es tanto una cuestión de teletrabajo o no sino de la libertad que sentimos en nuestras dinámicas laborales.
Se me ocurre que tal vez si hubieras conservado la salida al cafe, tal vez teletrabajar un poco desde tu bar favorito y volver a casa con esa sensación, la experiencia hubiera sido distinta.
Creo que la clave es entender que cosas nos alimentan el disfrute, incluso -y sobretodo- en las dinámicas laborales que suelen necesitar la creatividad y placer como ingrediente o medio ambiente :)
Estoy totalmente de acuerdo. La sensación era la de estar encerrado, y yo tampoco tuve los arrestos ni la determinación de mantener mi rutina matutina. Al final, me dejé llevar por el aislamiento. No me gustó la experiencia, la verdad, pero es cierto que hoy día, cada vez que puedo, trabajo desde casa. Como ahora sí lo hago con libertad, me encanta.
Yo creo que depende qué clase de oficina presencial tienes y qué clase de ambiente hay en el trabajo, así como la distancia que tienes al trabajo. Y depende de cómo hagas el teletrabajo, como has dicho. En mi caso, ha sido buenísimo: no me he tenido que tragar ningún otro atasco, no tengo que aguantar chismorreos de oficina y tengo más tiempo libre que puedo dedicar a otras cosas que me interesan mucho y que no podía hacer porque no tenía tiempo...
Por supuesto! Mi post se centra en mi situación concreta, que sé que es privilegiada a la hora de no necesitar teletrabajar. De todas formas, si ello supusiera para mi un ahorro de tiempo o una mejora en la calidad de mi trabajo, no se me ocurre mejor cosa que el teletrabajo.
¿Ves? En mi caso, yo me siento privilegiada por poder hacerlo. Yo lo que digo es que no necesito ir a la oficina a hacer el trabajo presencial. De hecho, en mi oficina se han hecho muchísimo los remolones hasta que al fin nos lo han reconocido. Por tanto, para mí el privilegio es primero poder elegir y segundo poder elegir libremente el teletrabajo. 😂
Por reducirlo al máximo: cuando nos obligan a hacer algo (en este caso trabajar desde casa), es impepinable que la cosa acabe mal.
Pero cuando ya somos nosotros los que lo elegimos, pues se está muy a gusto ;)
(Te lo dice una autónoma con el despacho en casa).
Estoy muy de acuerdo; la clave está en la imposición o la libertad de elegir. Lo primero es (al menos para mí) insoportable, pero hacerlo libremente es una delicia. :)
Qué bueno! Creo que lo del teletrabajo sirvió para abrirnos horizontes de otras posibilidades y desde la experiencia ir encontrando las formas elegidas propias :) gracias a vos!
100% de acuerdo con tu pareja. En mi experiencia no es tanto una cuestión de teletrabajo o no sino de la libertad que sentimos en nuestras dinámicas laborales.
Se me ocurre que tal vez si hubieras conservado la salida al cafe, tal vez teletrabajar un poco desde tu bar favorito y volver a casa con esa sensación, la experiencia hubiera sido distinta.
Creo que la clave es entender que cosas nos alimentan el disfrute, incluso -y sobretodo- en las dinámicas laborales que suelen necesitar la creatividad y placer como ingrediente o medio ambiente :)
Estoy totalmente de acuerdo. La sensación era la de estar encerrado, y yo tampoco tuve los arrestos ni la determinación de mantener mi rutina matutina. Al final, me dejé llevar por el aislamiento. No me gustó la experiencia, la verdad, pero es cierto que hoy día, cada vez que puedo, trabajo desde casa. Como ahora sí lo hago con libertad, me encanta.
Muchas gracias por el comentario!