Te escribe alguien que no vive cerca del mar, desafortunadamente, pero que creció cerca de las aguas del mar Caribe. En una lancha mi papá me enseñó a pescar, a esquiar, a pasear por los cayos, a buscar puerto seguro cuando venia la tormenta y las olas se encrespaban y bramaban con espuma blanca. Asi como hay gente que se tranquiliza viendo un paisaje montañoso, yo me tranquilizo y encuentro paz contemplando el mar. He mirado el mar Mediterráneo, el Atlántico y el Pacífico... nombres diversos para esa inmensidad azul y verde. Y siempre la necesidad es la misma: sambullirme y permanecer por mucho rato nadando y flotando jugando a no asustarme porque no toco fondo.
Te parecerá una locura, pero he pensado en todo lo que cuentas muchas veces. A mí me ocurre que echo el mar de menos cuando estoy lejos de él, como si su fuerza gravitatoria me llamase desde lejos. Cuando estoy en casa, a 10 minutos en coche de la playa más cercana, a veces ni pienso en él. Curioso, como tú dices, cómo damos por sentado aquello que ni sabemos que necesitamos hasta que nos alejamos o nos lo quitan.
Qué publicación tan profunda!! Como enamorada del mar no he podido entenderte mejor. Me parecen interesantes todos los conceptos que compartes. También he crecido y vivido toda mi vida junto al mar y realmente creo que me marchitaría si no lo viese a menudo, o, como mínimo, me quedaría sin inspiración! Gracias por escribir <3
Que publicación tan bonita. Tan bonita como el mar. Se nota que le tienes mucho cariño y respeto. Por que solo el que ama de verdad puede ver hasta en la destrucción la belleza de su fuerza. Yo también amo el mar, no nací cerca de el o ella, pero cuando lo veo me sobrecoje. Literalmente siento el despertar de esas neuronas primitivas que dijiste. Espero puedas tener muchos baños más este verano.
Te escribe alguien que no vive cerca del mar, desafortunadamente, pero que creció cerca de las aguas del mar Caribe. En una lancha mi papá me enseñó a pescar, a esquiar, a pasear por los cayos, a buscar puerto seguro cuando venia la tormenta y las olas se encrespaban y bramaban con espuma blanca. Asi como hay gente que se tranquiliza viendo un paisaje montañoso, yo me tranquilizo y encuentro paz contemplando el mar. He mirado el mar Mediterráneo, el Atlántico y el Pacífico... nombres diversos para esa inmensidad azul y verde. Y siempre la necesidad es la misma: sambullirme y permanecer por mucho rato nadando y flotando jugando a no asustarme porque no toco fondo.
Voy todos los días del año a pasear por la orilla del mar, no me canso de mirarlo. Cada día me vuelve a enamorar su grandeza y su belleza
Te parecerá una locura, pero he pensado en todo lo que cuentas muchas veces. A mí me ocurre que echo el mar de menos cuando estoy lejos de él, como si su fuerza gravitatoria me llamase desde lejos. Cuando estoy en casa, a 10 minutos en coche de la playa más cercana, a veces ni pienso en él. Curioso, como tú dices, cómo damos por sentado aquello que ni sabemos que necesitamos hasta que nos alejamos o nos lo quitan.
Qué publicación tan profunda!! Como enamorada del mar no he podido entenderte mejor. Me parecen interesantes todos los conceptos que compartes. También he crecido y vivido toda mi vida junto al mar y realmente creo que me marchitaría si no lo viese a menudo, o, como mínimo, me quedaría sin inspiración! Gracias por escribir <3
Que publicación tan bonita. Tan bonita como el mar. Se nota que le tienes mucho cariño y respeto. Por que solo el que ama de verdad puede ver hasta en la destrucción la belleza de su fuerza. Yo también amo el mar, no nací cerca de el o ella, pero cuando lo veo me sobrecoje. Literalmente siento el despertar de esas neuronas primitivas que dijiste. Espero puedas tener muchos baños más este verano.