¿Hacer otro máster o mejorar en lo personal?
Aunque lo creas, no es suficiente que tengas una carrera, dos másteres, tres años de experiencia en puestos similares y un nivel nada desdeñable de inglés.
Un gran amigo, ese con el que comparto a tumba abierta mis inquietudes más profundas sobre la vida, sabedor de la (espero que) fugaz crisis laboral que estoy atravesando, me pasó el otro día un pantallazo de una oferta de trabajo de LinkedIn.
Si soy sincero, no recuerdo el puesto ofertado. Lo que me llamó la atención no fueron ni el trabajo, ni el salario, ni la espectacular descripción de las bondades que me conferiría siquiera olisquear de lejos tamaña organización empresarial. Lo que se apoderó de mi atención, y de hecho me ha empujado a escribir estas líneas, fue la interminable lista que figuraba debajo de toda la formación requerida, a modo de extra, titulada "habilidades transversales.”
¿Qué son las habilidades transversales?
Podemos entender estas nuevas exigencias, o "detalles a tener en cuenta", como gustan referirlas los head hunters, imagino que para liberar un poco al candidato de presión, como aptitudes concretas que lo convierten más que en un trabajador, en una navaja suiza.
Aunque lo creas, no es suficiente que tengas una carrera, dos másteres, tres años de experiencia en puestos similares y un nivel nada desdeñable de inglés. Eso, de hecho, se sobreentiende que lo tienes tan solo para aplicar al puesto. Lo que de verdad te diferencia del resto de candidatos que, como hienas, acuden al llamado de un sueldo fijo, son pequeños detalles que no se estudian en ningún sitio. En la oferta que comentaba antes solicitaban (o dejaban caer que se valoraría con mucho interés) motivación, proactividad, visión estratégica, capacidad de negociación, iniciativa, visión de negocio, buena respuesta ante la exigencia, gran capacidad de trabajo en equipo y dinamismo.
Y claro, yo me pregunto, ¿hasta qué punto es posible tener todas estas aptitudes sin mentir? ¿Cómo demuestro en una entrevista que poseo este vademécum de cualidades?
Cómo adquirir habilidades transversales
Le estuve dando vueltas y estoy convencido de que estas llamadas "habilidades transversales" son hoy en día tan importantes como la formación académica a la que tanto tiempo y esfuerzo dedicamos. De hecho, la transversalidad que las caracteriza implica que no solo son importantes para el desempeño de un trabajo en exclusiva, sino para gran cantidad de ellos.
Posiblemente, un curso sobre mercado bursátil sea útil para alguien que quiera dedicarse al mundo de las inversiones, pero "el don de gentes", "la proactividad" o "la gestión de equipos" son aptitudes no obligatorias para casi ningún trabajo pero sí recomendables para decenas de ellos. Ahora bien, no existen organismos educativos que nos enseñen, de forma reglada y como parte de su currículo anual, estas capacidades tan dispares. No hay un "máster en motivación" ni un "experto en trabajo en equipo".
Por lo visto, sí que existen este tipo de formaciones, pero no he querido cambiar el texto previo y he preferido hacer una matización aquí. Me refiero a que no hay forma de enseñar en un aula ciertas capacidades o aptitudes que hoy se requieren para ser contratados. Aunque hay cursos de posgrado, creo que lo que se pide en las ofertas de trabajo tiene que ver más con el saber vivir del candidato y con sus experiencias vitales, que con un título que acredite su capacidad de mando, por ejemplo. Desarrollo estos puntos en las líneas que siguen.
Desde mi punto de vista, sobre estas habilidades hay que tener en cuenta dos cosas distintas. En primer lugar, la capacidad natural del individuo para desarrollarlas, o incluso la posibilidad de que ya venga programado de serie con alguna de ellas. Si nos paramos a pensar, estos requerimientos laborales no tienen tanto que ver con el trabajo, sino con la forma de ser. Con la vida misma. Hay personas que tendrán predisposición y que incluso ya posean algunas. De hecho, yo cumplo varias de las que se requerían en la oferta que puse de ejemplo. Estoy seguro de que cualquier persona media que aplique a un puesto de trabajo para el que su perfil sea idóneo, posee ya gran cantidad de estos conocimientos pasivos.
Por otro lado, hay que tener en cuenta las maneras de adquirir las habilidades transversales en caso de que no se posean a priori. Y aunque pueda parecer absurdo y simple, estoy convencido de que la forma de mejorar nuestras capacidades es a fuerza de acciones. Pongamos unos ejemplos.
¿Cómo mejorar el don de gentes? Rodéate de personas. Ya sea en clases de idiomas, en la universidad, con amigos, en actividades de ocio, como quieras. Fuérzate (en caso de que no salga de ti) a hablar más. Saluda, sonríe, mira a los ojos.
¿Y la organización? Busca un sistema que te sirva. Perfecciónalo, hazle cambios hasta que sea perfecto y lo tengas instalado en tu vida. Usa aplicaciones, libretas, agendas o calendarios, pero crea un sistema organizativo que se adecúe a ti. Yo estoy en proceso de mejora en este aspecto, por ejemplo.
¿Se puede mejorar la escritura? Y tanto. Lee. Lee muchísimo. Ten siempre dos libros pendientes a la vez. Uno que te ayude a aprender (y que te servirá para desarrollar cualquier conocimiento o idea nueva), y otro que te desconecte el cerebro y sea parte de tu ocio. Lee siempre. Notarás cómo mejora tu forma de expresarte.
Estos ejemplos son básicos y obvios, pero este tipo de habilidades se mejoran así. No hay una hoja de ruta. De hecho, aunque suene gracioso, las habilidades transversales son las asignaturas de la Universidad de la Vida.
¿Cómo demostrar las habilidades transversales en el currículum?
Esta pregunta fue la primera que me hice cuando leí la oferta que me puso por delante mi amigo. Si considero que soy un gran líder, ¿Cómo puedo demostrarlo? Una simple entrevista de trabajo, aunque sea presencial, no da tiempo para mostrar ciertas habilidades, que salen a relucir con el tiempo o en situaciones muy concretas.
Curiosamente, la respuesta a esta pregunta me llegó muchos años antes de que siquiera me la planteara. Hace ya varios años, justo cuando terminé la carrera, en esos momentos incómodos en los que tu cabeza sigue sintiendo que eres un niño pero la vida ya te empuja a ser un hombre con responsabilidades, tuve la suerte de tener una conversación con el encargado de recursos humanos de una multinacional muy potente.
No fue una entrevista, sino una charla casual en un ambiente distendido. Después de preguntarme mi ocupación del momento, me explicó un poco cómo valoraban en su empresa (que reitero, era de las muy importantes) los posgrados y másteres de los candidatos. Con un tono novelesco, haciendo ademán de estar contándome un secreto, me aseguró que ante un Candidato A con un MBA de muchos miles de euros y un Candidato B con un gap year a sus espaldas y un máster barato, era este segundo individuo el que llevaba todas las de ganar.
"El segundo demuestra que durante una época en la que ha estado fuera, ha visitado cinco países y ha vivido del dinero que sacaba con trabajos mal pagados, consiguió sacarse un pequeño máster y estar hoy aquí. Mientras, el segundo solo enseña en su CV los miles de euros que tienen sus padres".
Lapidario, así fue mi primer encuentro con las habilidades transversales sin saberlo. Ahora observo con sorpresa cuánto pueden inflar un currículum una beca Erasmus, el haber vivido fuera una temporada o tener un par de libros publicados. Todos estos ejemplos denotan unas habilidades que han de estar muy desarrolladas en el individuo para haber conseguido tales logros.
Hoy en día, mi formación se basa más en el perfeccionamiento de este tipo de aptitudes que en ahorrar miles de euros para hacer un posgrado más que añadir a LinkedIn.
Ambas opciones son buenas, pero ante otro máster o el intangible de un buen puñado de "habilidades pasivas", tengo claro qué me diferenciará más. Como trabajador y como individuo, la mejora constante de estos detalles marca la diferencia y nos prepara para muchísimos más terrenos.